La cosmeticorexia es un problema que está afectando cada vez más a un número mayor de jóvenes, incluso a niñas menores de 12 años. Estar jóvenes se ha convertido en una obsesión para muchas personas en esta sociedad. Redes sociales y medios de comunicación lanzan todo tipo de mensajes ofertando gran cantidad de productos cosméticos o alentando acudir a centros de belleza para estar guapísimas. Conseguir ser admiradas retrasando el paso del tiempo y tener una un rostro y piel impecables se ha convertido en un lema. Como con otras conductas, cuidar nuestro aspecto no es negativo, pero cuando se convierte en una obsesión o escapa a nuestro control, la situación se complica y puede poner en riesgo nuestra salud física y mental.
¿Qué es la cosmeticorexia?
La cosmeticorexia consiste en la preocupación excesiva por buscar la perfección estética mediante un cuidado facial desmesurado. Motivo por el cual las personas que la padecen compran grandes cantidades de cosméticos o principios activos, se someten a multitud de tratamientos faciales que se realizan a sí mismas o en gabinetes de belleza y consultan multitud de revistas o tutoriales con consejos sobre prácticas de belleza y cosméticos, con la intención de permanecer jóvenes y lucir un cutis sin ninguna imperfección.
La cosmeticorexia ¿Obsesión o adicción?
La cosmeticorexia conlleva la distorsión en la imagen corporal. Las personas que la padecen ven frecuentemente imperfecciones – aunque no las haya o sean imperceptibles – o quieren conseguir cada vez más un rostro con una piel más perfecta. Esta idea se puede convertir en pensamientos obsesivos y permanentes dando lugar a una compra, podríamos decir, compra compulsiva de cosméticos y productos de belleza, consulta de revistas y tutoriales y rutinas muy estrictas para mantener el rostro como les gustaría.
Al igual que sucede en la vigorexia, la cosmeticorexia se podía considerar un trastorno dismórfico corporal que comparte los mismos criterios diagnósticos:
- Una preocupación por uno o más defectos o imperfecciones de su aspecto el aspecto físico, sobre todo en la apariencia de la cara, que no son observables o parecen sin importancia a otras personas.
- Este problema hace que las personas que lo padecen realicen comportamientos (como mirarse al espejo frecuentemente, limpiar el cutis por encima de lo que se considera adecuado, comprar y aplicarse continuamente, consultar revistas y recomendaciones de belleza la mayor parte del tiempo…) o, realicen actos mentales como comparar su aspecto con el de otras personas. Comportamientos y actos que son repetitivos y persistentes como respuesta a la excesiva preocupación por su apariencia física centrada, sobre todo, en el rostro.
- La preocupación excesiva por el cuidado facial causa un malestar importante que afecta e interfiere negativamente a diferentes esferas (emocional, familiar, social, etc,)
Por otra parte, la cosmeticorexia además de representar un problema en el que los pensamientos y rutinas para cuidar el rostro se convierten en una obsesión, desde otro prisma también incluye conductas, pensamientos y sentimientos dominados por un comportamiento que se podrían clasificar como adictivo. Criterios que podrían explicar que la cosmeticorexia se pueda considerar un trastorno adictivo son los siguientes:
- Se llevan a cabo rutinas de belleza, se consultan rutinas de belleza o se divulgan en redes sociales las que se realizan o se compran y utilizan grandes cantidades de cosméticos, durante un tiempo más prologando del previsto.
- En el caso de querer dejar de llevar a cabo las rutinas de belleza, uso de cosméticos o ver o difundir tutoriales de belleza, los intentos son fallidos.
- Se invierte gran cantidad de tiempo y dinero para conseguir una piel perfecta consultando consejos y se compran y utilizan gran cantidad de cosméticos que no se necesitan o en cantidades desproporcionadas sin ningún a supervisión médica.
- Las prácticas para conseguir un rostro perfecto mediante la utilización de cosméticos se convierten en el eje central de la vida de las personas con vigorexia.
- Se da un deseo intenso e irrefrenable para comprar y utilizar cosméticos con la finalidad de ser lo más bellas posibles exponiendo una piel perfecta.
- Debido a la necesidad de llevar a cabo sus rituales de belleza, subir y consultar tutoriales de estética y productos cosméticos, se desatienden obligaciones o se produce una bajada de rendimiento en diferentes áreas (laboral, académica, doméstica…).
- Se produce aislamiento social o cambio de amistades. Se dejan de lado las relaciones sociales y se establecen amistades, prácticamente en exclusividad, con personas que comparten pensamientos y creencias que subyacen a la cosmeticorexia.
- Se produce una pérdida de interés en otras actividades que antes si eran satisfactorias.
- Se llevan a cabo estas rutinas de belleza y uso de cosméticos a pesar de poner en riesgo la salud física sin poder abandonar dichas prácticas o consumo.
- Síndrome de abstinencia caracterizado por el malestar físico y psicológico que se producen si no se puede llevar las rutinas de belleza, consultar y subir tutoriales, compra de cosméticos, etc.
- No se toman días de descanso a pesar de enfermedades o lesiones derivadas del uso inadecuado de cosméticos.
Al igual que en su momento comentamos en el artículo: “A propósito de la vigorexia: más allá de un trastorno dismórfico. Delimitación diagnóstica y causas de este trastorno” en la Revista Española de Drogodependencias (https://www.aesed.com/upload/files/v47n2_5-ctomas.pdf), defendemos la postura, como apuntábamos con la vigorexia, que la cosmeticorexia es un trastorno muy complejo que comparte criterios diagnósticos de otros trastornos como puedan ser las obsesiones o adicciones. En cualquier caso, es un problema de creciente actualidad y, por ello, es importante la detección precoz y requiere un tratamiento psicológico especializado.
Factores precipitantes y mantenedores de la cosmeticorexia
Son múltiples los factores que están a base y mantenimiento de este problema, aunque no todos los factores se dan en todas las personas ni su impacto es el mismo. Ahora bien, cuantos más factores confluyan en una misma persona, habrá más probabilidad de que pueda padecer cosemticorexia. Vamos a enumerar algunos de los más frecuentes:
- Factores personales: Necesidad de protagonismo. Egocentrismo. Necesidad de aceptación y aprobación social. Estados emocionales o situaciones difíciles. Autoestima basada en la belleza, número de likes o seguidores, Querer ser influencers o You Tubers ganando fans o seguidores a través de los consejos de belleza. Baja tolerancia a la frustración, Baja autoestima o pobre imagen corporal, etc.
- Factores familiares: Familias muy perfeccionistas con ideas sobrevaloradas acerca de la belleza y atractivo físico. Trasmisión de valores superficiales y de consumo. Aprendizaje vicario o efecto de modelado…
- Factores socio-ambientales: Facilidad de divulgación de consejos y promoción de rutinas de belleza o cosméticos a través de redes sociales. Valores de la sociedad sustentados en la juventud y belleza del físico y rostro. Presión social. Posibilidad de comprar también en plataforma online. Publicidad. Muñecos y muñecos con el que juegan los menores con cánones de belleza muy marcados. Modelos, influencers o You Tubers en publicidad y redes sociales. Negocio de productos cosméticos con fácil accesibilidad y permisividad sobre su divulgación y consumo…
Consecuencias de la cosmeticorexia
Vamos a resumir brevemente, para no extendernos mucho más, en las consecuencias negativas que la cosmeticorexia puede generar y que afectan diferentes áreas.
A nivel físico, se pueden producir graves problemas en la piel como quemaduras, aunque es más frecuente casos de irritación cutánea por el uso desmesurado de cosméticos o principios químicos. Es importante tener en cuenta que muchas veces se compran productos a través de Internet sin saber lo realmente que contienen con publicidad engañosa o sin haber sido debidamente testados según normativas vigentes en cada país.
De igual forma, la cantidad y calidad de horas de sueño se ven afectadas porque se está pendiente de ver o subir los trucos de belleza y se está alerta a las notificaciones y comentarios o likes.
Pueden aparecer problemas económicos fruto de la gran cantidad de cosmética comprada, tratamientos de belleza, etc. que la la mayor parte de veces, se hace sin el conocimiento de la familia y se miente acerca del dinero gastado y tiempo empleado en tales propósitos.
A nivel emocional, entre las consecuencias más comunes, hay cambios de humor, irritabilidad… si no se pueden aplicar esos cosméticos o rutinas de belleza y experimenta ansiedad o se experimentan alteraciones del estado de ánimo decaído si no se consigue el resultado esperado (pese a como hemos comentado, el resto de personas no perciben imperfecciones o no les dan apenas importancia). La mente está ocupada la mayor parte del tiempo en temas relacionados con la higiene y mejora facial, incluso aunque no se esté conectado en ese momento a Internet o consultando revistas (efecto FOMO) y se dejan de realizar otras actividades que antes sí que eran satisfactorias y puede darse una bajada en el rendimiento en el trabajo o escuela.
Surgen problemas o conflictos con los familiares que no comprenden ni comparten el tiempo y dinero que dedica el miembro de la familia con cosmeticorexia a cuidar su cara, lo que puede dar lugar a que las personas con este problema se sientan solas, se aíslen y busquen apoyo en aquellas que creen que sí les entienden y, que probablemente, también tengan el mismo trastorno.
Otros efectos adversos son problemas económicos fruto de la gran cantidad de cosmética comprada, tratamientos de belleza, etc., que la mayor parte de veces, se realiza sin el conocimiento de la familia y mintiendo o quitando importancia al dinero gastado y tiempo empleado en tales propósitos.
Niñas y adolescentes afectadas por la cosmeticorexia
Hablamos de niñas y adolescentes porque es en las chicas donde esté problema se está exacerbando con mayor frecuencia, aunque se puede dar también en los chicos. Pensemos que cada vez hay más productos cosméticos y consejos de belleza dirigidos a los varones, pero todavía a día de hoy se potencian más los cánones de belleza y cuidados estéticos en la mujer, dirigiendo mayormente la publicidad y consejos de belleza a este colectivo. Adolescentes y niñas menores de 12 años, no son indiferentes a esta situación en edades en las que solo necesitan hidratación y protección solar, pero empiezan a llevar a cabo “rituales” de belleza faciales consumiendo gran cantidad de productos.
Niñas y adolescentes no solo buscan referentes y aceptación entre los amigos y los compañeros de clase, sino a través de las redes sociales y es, en este contexto, en el que las niñas y adolescentes encuentran y siguen a influencers, You Tubers que muestran consejos para mantener un cutis sano con todo tipo de productos cosméticos. Así mismo, el medio digital facilita que ellas mismas quieran subir sus propios consejos al respecto luciendo sus rostros impecables en redes como Tik Tok o Instagram.
Las redes sociales se convierten en el medio prioritario para acceder a información de niñas y adolescentes para mantener un cutis maravilloso libre de cualquier defecto. En las redes se difunde y ellas mismas también suben este contenido que llega de forma inmediata a miles de personas y en el que se generan sentimientos de pertenencia a grupos que comparten los mismos intereses e inquietudes, buscando continuamente la aprobación de los demás a través de comentarios o número de likes como forma de aumentar la autoestima y conseguir sentirse bien. Todo ello, sobrexponiendo sus rostros en videos o fotos perdiendo interés en otras actividades que niñas y adolescentes antes sí realizaban. No se trata de maquillarse con los cosméticos de las madres y sentirse mayores como una forma de juego puntual sino de un problema con graves consecuencias en el desarrollo de esas niñas y adolescentes que sufren este trastorno porque en este caso, el usos de cosméticos y prácticas de belleza se convierte en el eje central de sus vidas interfiriendo negativamente tanto a nivel físico como psicológico.
En definitiva, la cosmeticorexia es un problema que comparte criterios tanto de los trastornos obsesivos, adictivos o dismórficos que se ha de prevenir desde diferentes contextos, si queremos evitar que nuestras hijas asuman como propios los valores superficiales de la sociedad o que caigan en las redes que representa el negocio de productos destinados a mantener la belleza o la juventud, perdiendo el control sobre el uso de cosméticos, consulta y subida de vídeos de belleza, etc. que no necesitan.
Si observas que tú misma o algún familiar tuyo presenta algunos de los síntomas que hemos tratado en esta publicación, no dudes en pedir ayuda. En el Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones no Tóxicas, te ayudaremos tanto si eres la persona afectada como un familiar a solucionar la cosmeticorexia, tratando todos aquellos problemas que están a la base de dicho problema en un clima de confianza y comprensión.
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