Dependencia Emocional o Codependencia. Una tela de araña

No es cierto que sin ti no soy nada

¿Te ha alguna vez que estás con alguien que os perjudica pero no sabes cómo cortar la relación? ¿Con tal de estar acompañado/a estás siempre intentando satisfacer a las personas de tu alrededor? ¿Crees que en las relaciones “difíciles” está el verdadero amor?… Si has contestado afirmativamente alguna de estas cuestiones, es probable que estés manteniendo una relación tóxicas que te tiene atrapado/a y hayas generado una dependencia emocional o codependencia.

Muchas canciones películas o novelas nos hacen creer que nuestra felicidad exclusivamente depende de tener una pareja y de estar dispuestos a pagar cualquier precio con tal de sentirnos amados. ¿Qué pensáis?… Como dice la letra de una canción de Amaral “sin ti no soy nada” PUES NO, contigo y sin ti, somos mucho. Por supuesto, es hermoso compartir nuestra vida con pareja, amigos… pero nuestra felicidad depende de nosotros mismos y no es conveniente dejar nuestra vida en manos de otras personas por más que nos quieran. Los demás nos proporcionan cariño, bienestar, seguridad, satisfacción, alegría, etc. pero ello no significa que tengamos que aceptar personas en nuestras vidas si nos perjudican.

Dependencia Emocional y Codependencia

Relaciones que atrapan alejadas del verdadero respeto y cariño

No todas las personas mantienen relaciones sanas con los demás, llegando a establecer relaciones tóxicas que les atrapan. Todos necesitamos el cariño y apoyo de la pareja, familiares, amigos… Sin embargo, a consulta acuden personas que dependen de relaciones muy tóxicas por muy negativas que sean. En estos casos, encontramos una dependencia emocional que les impide poner límites o romper los lazos dañinos.

Las relaciones tóxicas que “enganchan” habitualmente se caracterizan por ser claramente desiguales o asimétricas: una de las partes es sumisa y, la otra, dominante y manipuladora. En estos casos, las personas sumisas acaban desarrollando una relación dependiente, pero lejos de ser conscientes de dicha situación, aguantan todo tipo de manejos, mentiras, humillaciones, etc.

El nivel de dependencia es tan patológico, que permiten que les ridiculicen y se ignoren sus sentimientos, necesidades, opiniones y se ejerza un control, desmesurado sobre ellas (aislándolas, invadiendo su privacidad e intimidad, anulando sus intereses y motivaciones, no haciendo valer sus derechos, impidiendo que tomen sus propias decisiones…). Dependencia que mantienen, pese a estar con personas que no les demuestran verdadero afecto o cariño y no les respeten.

Asimismo, las personas dependientes solo intentan complacer a la otra parte y necesitan que la otra parte les nutra del amor que no se tienen a sí mismas. Motivo por el que necesitan mantener sus relaciones pase lo que pase y se desviven haciendo regalos, llamadas al trabajo, espiando mensajes y llamadas del móvil, etc. para asegurarse de que los demás les quieren y no les van a dejar. Evidentemente, se produce el efecto contrario porque a nadie le gustaría que nos agobiaran y se nos privara de nuestro propio espacio. Por ello, acaban relacionándose con personas autoritarias y opresoras que se aprovecharan de la necesidad patológica de las personas sumisas de estar con alguien, llegando a producirse maltrato psicológico o, incluso, físico. Pese a ello, soportan cualquier daño y falta verdadero afecto porque consideran que no pueden vivir sin estar en una relación y que si les dejan o se rompe la relación, no van a poder estar con otras personas. Situación que se convierte en una tela de araña que les impide alejarse de este tipo de relaciones tóxicas, obstaculizando que puedan valerse y valorarse por ellas mismas.

Infelicidad y miedo patológico ante la idea de ser abandonados

En estos casos, la dependencia emocional hace que estas personas se sientan “atrapadas” o “enganchadas” a relaciones perjudiciales por mucho daño que les hagan. Es habitual que sientan temores constantes y sentimientos de culpa o rabia, ante la idea de que se les pueda abandonar, rechazar o desplazar.

Aunque podamos pensar que las personas sumisas se sienten felices si mantienen alguna relación, no es cierto. Todo lo contario. Tienen un pobre concepto de sí mismas y baja autoestima, que solo suplen si mantienen una relación porque únicamente de esa forma se consideran valiosas.

Sin embargo, como hemos comentado, suelen estar rodeadas de personas egoístas y dominantes que se aprovechan de ellas y las utilizan en función de sus intereses. La falta de autoestima y sumisión contribuye a aumentar los sentimientos de insatisfacción permanente si no están con alguien y creen que, si los demás les dejan o deciden por sí mimas cortar esas relaciones, no van a encontrar otras personas que les “quieran”. Su autoestima y bienestar emocional no depende de sí mismas, sino de la opinión y aprobación de los otros. Situación que les lleva a experimentar un gran ansiedad y temor de decir o hacer algo que no guste a su pareja, amigos y, por ello, les rechacen. Así pues, acaban adoptando posiciones de subordinación y renuncian a sus propios deseos o necesidades, siendo incapaces de tomar las riendas de su propia vida y tomar sus propias decisiones.

Síndorme de Abstinencia y precipitación

Generalmente en las relaciones tóxicas, lejos de poder acabar con ello, las personas “enganchadas” se aferran e intentan complacer a los demás renunciando a sus propias necesidades y deseos. Podríamos decir que se reúnen los requisitos para considerarse una adicción. Por un lado, los efectos en la vida de las personas atrapadas en las relaciones tóxicas son devastadores y, por otro, nunca acaban de sentirse bien por el miedo a perder la relación, dando lugar a cuadros de ansiedad intensos si la relación cesa, o incluso, cuando piensan que se puede producir la ruptura aunque no haya motivos. Este nerviosismo, inquietud e irritabilidad que aparece también en otras adicciones a sustancia o sin sustancia es un síndrome de abstinencia. “mono”. La necesidad continua de tener pareja, amigos… hace que idealicen las personas que acaban de conocer, sin haberse tomado su tiempo para percatarse y decidir si les convienen.

Las relaciones sanas frente a la Dependencia Emocional

Es fundamental mantener relaciones sanas basadas en el respeto a las necesidades tanto de nosotros mismos como de las personas con las que compartimos diferentes esferas de nuestra vida.

En las relaciones sanas somos nosotros los responsables de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones y entendemos perfectamente que no somos los responsables de los pensamientos, sentimientos y acciones de los demás.

Por el contrario, las relaciones tóxicas caracterizadas por la dependencia emocional se basan en creencias erróneas que llevan a pensar que somos nosotros los responsables de los pensamientos, sentimientos y acciones de los demás, fomentando que sean los demás los que tienen la responsabilidad de hacernos felices permitiendo que sean otros, los responsables de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.

Es fundamental que seamos nosotros mismos los que decidamos lo que nos conviene sin depender de personas que solo buscan su propio beneficio.

La dependencia Emocional es un problema grave

Mantener relaciones tóxicas junto con la dependencia emocional que conlleva representa un problema muy grave porque que acarrea falta de control de la propia vida con tal de estar en una relación pese a estar renunciando a tomar sus propias decisiones y soportar desprecios y maltrato y no verdadero afecto.

Afortunadamente, la mayor parte de personas mantienen relaciones enriquecedoras basadas en el respeto hacia el otro/a y el cariño recíproco, pero cuando las relaciones son tóxicas las consecuencias son muy graves y demoledoras y es fundamental buscar ayuda.

Relacionarse es Compartir sin dejar de ser nosotros/as mismos/as ni depender de los demás!

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