Ya estamos en un nuevo año y también han pasado Papá Noel y los Reyes Magos por nuestras casas entregando todo tipo de regalos. Y por si fuera poco consumismo, las rebajas, de nuevo, nos incitan a comprar adquiriendo todo tipo de productos. Son muchas las personas que estos días van a abarrotar comercios sin ser conscientes que pueden tener un serio problema: la adicción a las compras o compras compulsivas. En este artículo nos vamos a referir al impacto de los factores socioambientales en la adicción a las compras.

         Comprar se ha convertido en una práctica generalizada en nuestra sociedad, no solo en rebajas sino el resto del año. Basta con observar a nuestro alrededor como familias enteras pasan los fines de semana en grandes superficies en las que el ocio (cines, restaurantes…) están al lado de todo tipo de tiendas con la intención de crear una falsa creencia de que pasarlo bien es sinónimo de comprar. En este sentido se transmite la idea de que ir al cine o salir a comer significa también comprar para que el día sea satisfactorio. Idea que se difunde a los más pequeños de la casa que están viendo como los adultos compran y como comprar erróneamente se ha convertido en una forma de ocio.

           Los factores que contribuyen a que pierda el control en las compras se engloban en tres grandes apartados: factores personales, factores familiares y factores socioambientales. Es evidente, que no todos los factores se dan en todas las personas ni contribuyen de la misma manera pero es innegable que se convierten en elementos que aumentan la vulnerabilidad a la hora de desarrollar la adicción a las compras

         En esta breve publicación nos vamos a centrar en los factores socioambientales que favorecen que las personas presenten problemas de adicción a las compras. Entre otros, destacan:

        – Gran oferta y disponibilidad de artículos.  La variedad y facilidad con la que podemos adquirir todo tipo de artículos en nuestra sociedad de consumo nos impulsa a comprar. Sin embargo, muchos de los productos que compramos realmente no nos hacen falta pero es difícil que nos resistamos porque nos los ofrecen por todas partes. Ropa, cosmética, accesorios, artículos de electrónica, de informática… nos en vuelven allá dónde vayamos y, como veremos, también en nuestros ordenadores y móviles a través de la compra on line. ¡Cuántas veces se nos descargan productos  durante meses solo por el simple hecho de habernos metido en alguna web!

       – Fácil accesibilidad a tiendas y grandes superficies. Solo con darse un  paseo por el centro de cualquier ciudad se puede comprobar la gran proliferación de tiendas que nos envuelve con sus escaparates, luces y reclamos anunciando productos y descuentos. Permitídme en este caso, hacer un breve inciso sin querer alejarme del tema que nos ocupa, pero ¿no os da tristeza que todas las cadenas de ropa, cosméticos, complementos…sean las mismas en todas partes? ¡Qué lástima que el mundo se haya globalizado de tal manera que perdamos la esencia de nuestros productos y forma de vida! No se trata de  ir contra el progreso pero  en lugar de enriquecernos aportando lo mejor de cada ciudad y país, somos como borreguitos. ¿De qué sirve que defendamos que la idiosincrasia de las  personas y que , afortunadamente no seamos  “clones” cuando, por otra parte, se nos convierte en robots de consumo de los mismos artículos y con la misma forma de presentación?

    – Aparición de compras on line. Estamos de acuerdo que la irrupción de las nuevas tecnologías, nos facilita el acceso a la información, comunicación no solo con nuestros allegados sino también con nuestros compañeros de trabajo o de estudios y personas que están otros lugares…y, como no, nos ahorra tiempo. Si compramos on line ni siquiera es  necesario salir de casa para hacer la cesta de la compra o adquirir cualquier género. Si bien es cierto que ello representa ventajas, no menos cierto es que el poder comprar en cualquier momento del día en cualquier sitio, favorece que las personas compren de forma compulsiva. La mayoría de establecimientos ofrecen la posibilidad de comprar on line. Cada vez son mayores las plataformas on line donde se exponen millones de productos y millones de compradores utilizan sus tarjetas para agenciarse las “mejores” ofertas o los productos más “novedosos”.

       – Utilización de tarjetas La posibilidad de poder hacer nuestras compras sin necesidad del llevar dinero en efectivo, pudiendo pagar con tarjetas de crédito hace que las personas sean menos conscientes de las cantidades de dinero que se gastan. ¿Por qué los comercios y, también bancos, nos invitan continuamente a hacernos tarjetas de sus establecimientos? En el caso de los comercios, es lógico que prefieran que paguemos con tarjetas porque siempre vamos a comprar más. Si pagamos con dinero en efectivo no podemos gastarnos más del que llevamos en nuestras carteras. Sin embargo, con las tarjetas podemos excedernos en las compras que se cargarán en nuestras cuentas al mes siguiente, sin tener que devolver ningún artículo en el momento de realizar las compras. Por otra parte, las entidades financieras incluso sin haberlas solicitado nos envían tarjetas dado que de cada compra se llevan una comisión. Si pagamos con tarjetas, no se controla tanto el gasto y, por ello, se facilita que se adquieran más productos. Además las tarjetas de crédito facilitan que se pueda comprar on line. Ahora bien, cuando al mes siguiente lo descuentan de nuestra cuenta bancaria, ser producen estragos en la economía familiar que conducen a conflictos con nuestros allegados

        – Posibilidad de créditos o financiación: No solo los bancos ofrecen financiación, sino también los comercios nos ponen al alcance de la mano la posibilidad de poder comprar en “cómodos” plazos. La opción de poder fraccionar el importe de las compras facilita que los compradores se lancen más fácilmente a conseguir todo tipo de productos que exceden de sus posibilidades económicas (móviles de última generación, ropa de marca…) De esta forma, se vende la idea de que puedes tener lo mismo que otras personas si lo pagas a plazos y, de forma indirecta, hacer creer que un@ puede tener el mismo el prestigio o dinero que los demás.

      – Posibilidad de devolución de productos: Muchas personas compran sin valorar si realmente necesitan lo que compran y se lanzan de forma frenética a conseguir todo lo que tienen a su alcance. Piensan que, en cualquier caso, podrán devolverlo pero el problema surge cuando no pueden devolverlo porque no son capaces de “desprenderse” de nada o ha pasado el tiempo de devolución.

       –  Publicidad: Si las empresas invierten grandes cantidades en campañas publicitarias, es porque el impacto de la publicidad en el consumidor es incuestionable. Publicistas, escaparatistas… son expertos a la hora de captar la atención del consumidor y de diseñar slogans, anuncios, etc. para que la gente compre sus productos haciendo creer que son «poderosos», que serán más felices y que obtendrán más prestigio… Por supuesto, sin olvidar la publicidad on line y miles de catálogos con miles y miles de productos

      – Aceptación y permisividad en la Sociedad de Consumo: Igual que apostar se ha convertido en una conducta aceptada socialmente en nuestra sociedad, comprar es una práctica aceptada por tod@s y bien vista. No obstante, rara vez las personas se plantean que comprar les pueda acarrear problemas porque comprar se ha asociado a felicidad, ocio, forma de pasar el tiempo…

     – Valores materialistas de la sociedad: Vivimos en una sociedad donde los valores superficiales, la apariencia física y la apariencia económica determinan en muchas personas la aceptación y valía de los demás. Desgraciadamente se valora más a las personas por lo que tienen que por lo que son ¡Increíble pero cierto!

        – Ofertas y rebajas: Ofertas que son irresistibles, pareciendo que si no compramos estamos dejando pasar una magnífica oportunidad para llevarnos los artículos a un precio económico. Sí… pero ¿realmente estamos ahorrando o comprando lo que no necesitamos? Es más, esas ofertas hacen que mientras estamos en los establecimientos o en las plataformas de compra on line, compremos también otros productos no rebajados.

       Por último, es fundamental advertir que comprar se puede convertir en un adicción y, aunque aparentemente no lo parezca, genera consecuencias negativas en todas las áreas de vida de las personas que la padecen.

       Esperamos que estas líneas sirvan para que reflexionemos sobre el tema y que que los valores materialistas, confundir el ocio – pasarlo bien – con comprar, sentirnos importantes por tener… no nos cieguen. ¡SEAMOS NOSOTR@S MISM@S! ¡EL MAYOR TESORO ESTÁ DENTRO DE NOSOTROS Y NO EN LOS ARTÍCULOS QUE ADQUIRIMOS!

Consuelo Tomás – Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones No Tóxicas – compras compulsivas – adicción a las compras – tratamiento adicciones Valencia – adicciones Valencia – tratamiento ludopatía – tratamiento adicción a las nuevas tecnologías  – compras on line – psicólogos Valencia

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