La cara oscura de Twitch
¿Qué es Twitch y cómo funciona?
Las nuevas tecnologías, cada día más, acaparan el sector del entretenimiento y las nuevas tendencias digitales se dirigen a ofrecer experiencias cada vez más reales, alcanzar un público más extenso y crear comunidades en las que compartir aficiones.
Las plataformas que ofrecen este tipo de posibilidades se multiplican y, entre ellas, Twitch es sin duda, una de las que mayor popularidad ha alcanzado durante los últimos meses.
De hecho, Twitch es la plataforma de transmisiones en vivo (Live Streaming) más utilizada del mundo en estos momentos y está especialmente enfocada a la retransmisión de videojuegos en directo, transmisión de eSports, y otros contenidos tales como música, estilo de vida y eventos.
Desde el año 2014 Twitch pertenece a la empresa Amazon Inc. y es la competencia directa de otra plataforma muy popular: YouTube.
El contenido de Twitch puede ser visto en vivo o bajo demanda y millones de personas se reúnen en la plataforma cada día para interactuar de distintas maneras.
En concreto y, según datos de la propia plataforma, Twitch tiene en torno a 17,5 millones de visitantes por día y una media de 4 millones de creadores de contenido cada mes.
En relación al perfil de los usuarios, dos tercios son hombres y alrededor del 35% mujeres. Por edades, el perfil es en su mayoría el de un adolescente entre 15 y 25 años y la media de visión diaria de sus usuarios es de unos 95 minutos.
En Twitch, los seguidores se pueden conectar con los streamers (retransmisores de contenidos) e, interactuar con ellos a través del chat.
A Twitch se puede ingresar desde cualquier ordenador, dispositivo móvil o consolas como la Xbox y PlayStation y tiene aplicaciones tanto para iOS como para Android.
Una de las características de esta plataforma es que la monetización, es decir, la posibilidad de ganar dinero en base a la actividad desarrollada a través de la plataforma es factible sin un mínimo de suscriptores, a diferencia de por ejemplo Youtube, lo que parece haberse convertido en un aliciente para los más jóvenes, que ven Twitch como una posibilidad de ganar dinero de manera rápida y fácil.
El dinero de Twitch recibe el nombre de bits. Esta suerte de moneda, posibilita a los usuarios, por ejemplo, comprar emoticones y obtener emblemas de reconocimiento.
Como curiosidad durante el segundo cuarto de 2020, en el momento en el que, el confinamiento debido a la pandemia, se extendía por todo el planeta, Twitch creció alrededor del 56% en relación al total de horas consumidas, llegando a alcanzar entre los meses de abril y junio del 2020,los cinco mil millones de horas.
¿Qué riesgos entraña Twitch?
A pesar de que el requerimiento para poder registrarse y crear una cuenta en Twitch es el de tener, al menos 13 años y se recomienda la supervisión de un adulto hasta los 18, basta con realizar el registro introduciendo una fecha de nacimiento falsa. Este hecho, pone de evidencia el primer riesgo que entraña la plataforma: el uso no controlado por parte de menores, que una vez registrados, pueden comenzar a realizar sus propias retransmisiones, interactuar con otros usuarios y recibir las alertas de los streamers.
Un estudio realizado el pasado año 2020 por parte de la revista estadounidense Wired, señalaba que, muchos de los streamers de la plataforma, no alcanzaban la edad de 13 años. El estudio también concluía que bastantes de estos menores recibían a través del chat o de los mensajes directos, denominados Whispers, mensajes de contenido inapropiado por parte de usuarios anónimos.
Esta facilidad para acceder a la plataforma por parte de niños y adolescentes se transforma en un gran riesgo de que los menores puedan tener experiencias incomodas o peligrosas tales como el grooming (acercamiento de pederastas a base de engaños), el sexting (envío y recepción de mensajes sexuales, eróticos o pornográficos) o el ciberbullying (acoso a través de las redes).
Otro de los riesgos que entraña Twitch es que, si bien el acceso es gratuito, se pueden generar gastos dentro de la plataforma a través de la compra de Bits o mediante suscripciones de acceso a algunos contenidos exclusivos. A este riesgo se une el riesgo de posibles estafas ya sea por parte de otros usuarios o, en ocasiones, incluso por parte de los propios streamers.
Twitch no dispone de ninguna herramienta que posibilite el control parental, tampoco ofrece la posibilidad de bloquear transmisiones o limitar el tiempo de uso. Así mismo, aunque las normas de la plataforma son estrictas al respecto de determinados contenidos, por ejemplo, la publicación de contenido sexual, tampoco ofrece filtros de edad para los videojuegos, cuyo contenido específico sí que puede incluir desnudos o violencia.
Además, no debe olvidarse que, al tratarse de una plataforma de retransmisiones en directo y en tiempo real, no existen filtrajes o edición del contenido retransmitido.
Y, más allá de estos riesgos, el fenómeno Twitch, también causa otra serie de problemas a nivel psicológico, tales como ansiedad, aislamiento o adicción.
Adictos a Twitch
La adicción a Twitch se puede producir de distintas maneras, en primera instancia, Twitch es una plataforma con un alto porcentaje de su contenido enfocado al mundo de los videojuegos. Según datos de la Asociación Española de Videojuegos (AEVI), durante el 2019 más de 15 millones de edades comprendidas entre los 6 y 64 años de edad, dedicaron su tiempo a los videojuegos, concretamente, los españoles dedicaron una media de 6,7 horas semanales al desarrollo de esta actividad de ocio y, en España, la adicción a los mismos afecta aproximadamente al 5% de la población adolescente. Una cifra nada alentadora.
La situación social de confinamiento provocada por la pandemia de Covid ha propiciado el incremento de este tipo de ocio y, en ese aspecto, Twitch se convierte en uno de sus medios más representativos. De hecho, la adicción a los videojuegos es una de las adicciones que más ha crecido durante la pandemia y, tal y como recoge el informe presentado por el OEDA, este riesgo iría en aumento ya que, según sus datos, el 15,2% de las personas encuestadas reconocería haberse iniciado en el uso de videojuegos durante el confinamiento y una cifra nada despreciable del 7,2% de las personas jugadoras presentarían un posible trastorno por videojuegos.
En este sentido, el riesgo de Twitch, también estriba en que, no son pocas las personas que se refugian en los streams como una fórmula de evadir el aislamiento y compartir sus experiencias, sin darse cuenta de que este hecho, en contra de lo esperado, puede suponer un aislamiento de la realidad todavía mayor y derivar en problemas de ansiedad, depresión o en una adicción. Las experiencias en Twicht no tienen nada que ver con el contexto real y valía personal que proviene de las propias experiencias y aprendizajes, centrándose en la observación y comentarios de lo que hacen u opinan otras personas que habitualmente aportan contenidos poco enriquecedores, limitando el pensamiento creativo y la autonomía.
De hecho, Twitch no solo favorece estos trastornos en los jugadores, también supone un problema para aquellos jóvenes que buscan reconocimiento en la plataforma mediante sus propias retransmisiones, puesto que, en muchos casos la gestión de la popularidad y la sobrexposición a la que se ven expuestos los streamers pueden derivar en distintos trastornos y fragilizar todavía más la autoestima de aquellas personas que, terminan centrando su valía personal en la cifra de seguidores o en el reconocimiento que alcanzan dentro de esta red social.
Entre los gamers, nos son pocos los que afirman padecer ansiedad, depresión y otros problemas tales como el acoso.
Por su parte, entre los seguidores de estos creadores de contenido, también aparece el riesgo del uso inapropiado del dinero (bits) utilizado en la plataforma para, entre otras cosas, adquirir el reconocimiento de sus gamers favoritos que recompensan este gasto con agradecimientos y menciones en directo y que, en ocasiones, puede acabar convirtiéndose para estos jóvenes en un trastorno con tintes de ludopatía.
Prevenir las conductas adictivas
La prevención de las conductas adictivas relacionadas con el fenómeno Twitch es fundamental.
Lo que está claro es que, el número de horas invertido frente a la pantalla, aunque su finalidad sea el esparcimiento, debe de ser moderado a fin de evitar posibles problemas que van desde los trastornos en los hábitos de sueño, a trastornos alimentarios y distintas adicciones (videojuegos, cibersexo, juego online etc.)
En relación a la adicción a los videojuegos o a la actividad en Internet a grandes rasgos, es fundamental que los padres se muestren atentos ante los posibles síntomas que puedan sugerir la aparición de estos trastornos adictivos, entre los cuales se incluyen:
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Empleo abusivo del tiempo en estas actividades
El tiempo empleado en Twitch se transforma en núcleo central de la vida de la persona dejando de realizar otras actividades que antes sí le satisfacían generando una dependencia, al igual que sucede con otras adicciones con o sin sustancia (adicciones tóxicas o no tóxicas).
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Cambios del estado de ánimo
Que van desde la euforia y la excitación al decaimiento, la agresividad y la apatía.
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Tolerancia y síntomas de abstinencia
Se produce una necesidad cada vez mayor de emplear estas actividades para poder obtener la misma sensación que al comienzo y cuando resulta imposible realizar esta actividad se desencadena una sintomatología muy similar a la que ocurre con otros trastornos adictivos : ansiedad, nerviosismo, irritabilidad, depresión etc.
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Afectación de las relaciones interpersonales
Aparecen los conflictos en las relaciones con los demás (familiares, pareja, amigos, etc.), así como una bajada del rendimiento académico o laboral relacionado con la pérdida de control en este tipo de actividad.
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Recaídas
A pesar del cese de la actividad, tras un periodo de control, los patrones adictivos se restauran, incluso a veces, dedicando más tiempo y, como hemos visto, dinero para recibir el reconocimiento dentro de la “comunidad”.
Además de estar atento a estas señales es importante también mantener una supervisión en otros aspectos tales como el control de contenido de los videojuegos o la actividad online, acordar ciertos horarios para evitar la actividad indiscriminada y el aislamiento, mantener una escucha activa y una actitud abierta que facilite el bienestar emocional del adolescente e impulsar otras actividades lúdicas o de entretenimiento más saludables.
En los casos de adicción a los videojuegos o a las redes sociales existen tratamientos psicológicos específicos destinados a su superación.
No se trata en ningún caso de demonizar el entretenimiento online, los videojuegos o las plataformas que ofrecen este tipo de contenidos, sino de hacer un uso responsable de estas actividades y de conocer los riesgos que pueden entrañar determinados alicientes como la obtención de reconocimiento o dinero, a fin de evitarlos.
En resumidas cuentas, buen uso de las pantallas pasa indefectiblemente por una limitación del tiempo de uso y por entender que, la realidad, no puede ni debe ser sustituida por ellas.
En Adicciones Valencia, tratamos la adicción a Twicht, Youtube o a Internet en General. Nuestro tratamiento en Valencia puede ser también para las adicciones a los videojuegos, a internet, a las redes sociales, entre otras adicciones comportamentales.
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