La adicción al trabajo es un problema psicológico que afecta, no solo, a la persona que lo padece, sino también a su entorno cercano. Indudablemente, el área de pareja y familiar, es una de la más perjudicada, llegando, en ocasiones, a la ruptura con la pareja y resto de la familia.
Pensemos que una persona adicta al trabajo, ocupa la mayor parte del día, atendiendo problemas laborales, ya sea, en el propio centro de trabajo, o en casa. Como no pueden evitar dejar de trabajar, son los últimos que se van de la empresa o se llevan tareas del trabajo al hogar. El resultado es que no atienden debidamente a la familia y no disponen de tiempo para comer, charlar, ver TV, salir al cine… con su pareja e hijos y, si lo hacen, no son capaces de disfrutar porque su mente está centrada en los asuntos laborales. Todo ello, hace que las relaciones familiares se vean empobrecidas y, sean múltiples los enfados y broncas con la pareja, siendo frecuente la separación o divorcio.
La incomprensión entre los miembros de la pareja es recíproca: la persona con adicción al trabajo, no entiende que su pareja no le apoye cuando le comenta que no puede llegar a casa pronto, no puede estar en el cumpleaños de un hijo o familiar, considerando que su pareja es una persona desagradecida que no valora su esfuerzo por sacar la familia adelante. Entre tanto, la otra parte de la pareja se siente sola, empieza a ver que ya no tienen intereses comunes ni en la familia, ni en el tiempo libre y considera que su pareja solo piensa en él/ella y que no le interesa nada de lo que ocurre en ámbito familiar y, que no se puede contar con él/ella para realizar planes: cenas, vacaciones, quedar con amigos, etc.
Por ello, la persona con adicción al trabajo necesita de un tratamiento psicológico especializado para superar su adicción y, es necesario, realizar una terapia de pareja y/o familiar para volver a normalizar las relaciones.
Consuelo Tomás Benlloch. Responsable y Psicológa del Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones no Tóxicas
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