Personalidad virtual - Foto Consuelo Tomás 03.01.2018 - Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones no Tóxicas - Tratamiento adicciones Valencia - Psicólogos Consuelo Tomás - Adicciones          La revolución que ha supuesto Internet en nuestras vidas nos ha permitido acceder a todo tipo de información en el mismo momento en la que se producen los acontecimientos, formarnos y completar nuestro aprendizaje con los cursos on line, compartir nuestras fotos y experiencias en diferentes redes sociales (facebook, twitter, instagram, whatsApps…). De tal forma que muchas personas acaban convirtiendo sus vidas y perfiles en una exposición en las redes sociales de ellas mismas y sus experiencias construyendo una personalidad virtual que acaba eclipsando su propia identidad o personalidad real. Es más,  la frase «Si estoy en Internet, existo» ha superado ya la célebre «Pienso, luego existo» del filósofo René Descartés.

        Sin embargo, el uso de las redes sociales no está exento de problemas porque el anonimato que supone darse a conocer a través de las redes sociales influye negativamente si, en lugar de ser sinceros, creamos personalidades virtuales que están alejadas de nuestro verdadero yo. En este sentido, se pueden  construir personalidades virtuales alejadas de la realidad que impiden una verdadera aceptación de si mismo y resultan un embuste al resto de personas conectadas a través de la red.

        Son múltiples las circunstancias en las que se pone de manifiesto como nuestra personalidad virtual es manejada en las redes sociales, hasta tal punto que, incluso, en ocasiones, una persona que ya ha fallecido continúa existiendo en Internet.

      De igual forma, pensemos que el uso de las redes sociales dificulta que seamos capaces de establecer límites en lo que es íntimo, privado o público, más si cabe, en el caso de nuestros hijos.  Es tal el «éxito» de nuestra personalidad virtual que se confunde que somos más populares si tenemos miles de «amigos» en Internet. Es evidente que la amistad no tiene nada que ver con invitar a gente que ni siquiera conocemos y, probablemente nunca veremos, a que sean nuestros «amigos» . Asimismo, hacemos participes a los demás a través de Internet de muchísima información que sería conveniente que solo compartamos con nuestros allegados más cercanos, dejando la puerta abierta de nuestras casas y de nosotros mismos a cualquiera:

  • ¿Dejaríamos entrar a cualquier persona a nuestro hogar sin conocerla?
  • ¿Haríamos participe de  nuestras vivencias más íntimas a una persona que acabamos de conocer?
  • ¿Nos exhibiríamos ligeros de ropa o en actitudes comprometedoras en nuestro centro de trabajo o estudios?
  •  ¿Comentaríamos en una entrevista de trabajo que el fin de semana nos hemos excedido en una juerga?
  • ¿Expresaríamos nuestras opiniones políticas, religiosas, nuestro modo de vida, nuestras relaciones… a la primera persona que pase por nuestra vida?
  • ¿Le contaríamos todo de nosotros mismos, de nuestros familiares o de nuestros amigos a todos nuestros compañeros de estudios o trabajo? …
  • ¿Podríamos mentir fácilmente acerca de nuestra edad, sexo, lugar de residencia…si tuviéramos un contacto directo y personal con los demás?
  • ¿Insultaríamos, acosaríamos, amenazaríamos o desearíamos la muerte, violación…o cualquier otro tipo de delito, si nos pudieran identificar inmediatamente o tuviéramos cerca a la policía en nuestra vida «real»?
  • ¿Nos sentiríamos bien y nos querríamos y valoraríamos a nosotros mismos si no hubiéramos distorsionado tanto nuestra identidad para aceptarnos y que los demás nos acepten?
  • ¿Seríamos capaces de dar la cara al  romper con la pareja o decirle a alguien algo que nos resulta incómodo  si no lo hiciéramos a través de un comentario en una red social o whatsApp?
  • ¿Podríamos hacer desaparece cualquier  rastro  nuestro en las redes cuando ya no estemos aquí porque hayamos muerto?, etc.

     Por supuesto que no. Sin embargo, exhibimos nuestras inquietudes, opiniones, vivencias… sin ningún tipo de reflexión ni pudor en las redes sociales sin se conscientes de es posible que nos alejemos tanto de nuestra verdadera identidad que, acabemos desarrollando personalidades histriónicas o narcisistas. Incluso es posible en casos más graves,  que  nos movamos tanto en el mundo de la fantasía de lo que nos gustaría ser que dejemos de ser nosotros mismos y la personalidad virtual oculte o anule  y nuestra verdadera personalidad.

Consuelo Tomás  Psicóloga- Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones no Tóxicas – Adicciones Valencia – Tratamiento adicciones Valencia – psicólogos Valencia – Adicción a las nuevas tecnologías – personalidad – personalidad virtual