La sexualidad es un aspecto complejo de la experiencia humana que puede plantear desafíos significativos en el contexto de las relaciones de pareja. Uno de los temas que suscita controversia y debate es la exploración de la sexualidad fuera de las tradicionales relaciones monógamas.

En este artículo, exploraremos las diferencias clave entre la adicción al sexo y la infidelidad, así como las razones detrás de estos comportamientos. También examinaremos las posibles similitudes y conexiones entre ambos conceptos.

Al final, la meta es comprender mejor la complejidad de la sexualidad humana y estimular a los lectores a reflexionar sobre sus propias definiciones y límites en sus relaciones de pareja.

¿Qué es la adicción al sexo?

La adicción al sexo se caracteriza por ser un patrón recurrente de comportamiento en el cual las personas se sienten impulsadas por deseos, fantasías y pensamientos sexuales incontrolables para satisfacer el ansia sexual. Esto puede manifestarse en acciones como el envío repetitivo de mensajes o imágenes explícitas, comportamientos sexuales compulsivos o la búsqueda constante de actividades sexuales en vivo u online (cibresexo) con parejas o desconocidos.

Sin embargo, es importante destacar que tener relaciones sexuales frecuentes o múltiples parejas sexuales no constituye necesariamente una adicción al sexo en sí.

¿Por qué hay cierta polémica en torno al concepto?

La comunidad terapéutica está dividida en torno a la adicción al sexo. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido el «trastorno de comportamiento sexual compulsivo» en su Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11),  que abarca una serie de actividades, como sexo casual con múltiples parejas o el uso de servicios de sexo por teléfono u online.

Sin embargo, el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5) que edita la Asociación Americana de Psiquiatría y utilizan psicólogos y psiquiatras para diagnosticar los trastornos relacionados con la salud mental–, no reconoce todavía en su última edición de 2013, la existencia de la adicción al sexo.

La polémica surge debido a la falta de consenso en torno a si la adicción al sexo cumple con todos los criterios de una adicción. Los investigadores aún no se ponen de acuerdo sobre si estos comportamientos provienen de una falta de control de los impulsos, una líbido por encima del promedio o una combinación de ambos.

Esto no impide que los psicólogos que consideran válido el diagnóstico de adicción al sexo se organicen y profesionalicen como el Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones no Tóxicas, referente y pionero en España en este tipo de adicción,

¿Un adicto al sexo es también un infiel?

De acuerdo con especialistas que abordan la adicción al sexo, la respuesta a esta pregunta no es tan simple, pues dependería de las circunstancias.

Como dijimos más arriba, la adicción al sexo se caracteriza por comportamientos impulsados por un deseo sexual que no puede controlar –de ahí que se hable de adicción–. Las personas con esta adicción tienden a experimentar una incapacidad para resistir estos impulsos y su búsqueda de gratificación sexual a menudo se convierte en una forma de afrontar emociones y situaciones estresantes.

Los comportamientos de las personas adictas al sexo pueden manifestarse de diferentes formas, entre las que destaca:  el uso excesivo de pornografía, la masturbación compulsiva, el sexo desmedido a través del teléfono, consumo abusivo de material erótico, utilización excesiva del cibersexo, la búsqueda de nuevos amantes, los encuentros sexuales casuales con múltiples parejas, utilización abusiva de casas de citas, lo que por supuesto puede implicar la infidelidad. Por lo tanto, aunque esto significa que una persona con adicción al sexo necesariamente sea infiel, su falta de control podría manifestarse de manera que quebrante el compromiso con su pareja.

Sin embargo, si no hay infidelidad, no significa que todo esté bien. La sexualidad tiñe la forma de ver el mundo de las personas con esta adicción y pueden experimentar dificultades para reconocer su preocupación constante por el sexo. En estos casos, la búsqueda constante de prácticas sexuales, tarde o temprano interferirá en sus vidas y relaciones de pareja.

Rasgos de una persona adicta al sexo

Además de la necesidad constante e irreprimible sexual en la que hemos insistido hasta ahora, observamos desde nuestro centro especializado en la adicción al sexo que, en ocasiones, esta conducta adictiva puede coexistir con otras adicciones con o sin sustancias, como el alcohol, tabaco, cocaína o la ludopatía, si bien es cierto que nunca se puede generalizar.

Adicionalmente, una persona con adicción al sexo puede sufrir de lo que se conoce como egodistonía. Egodistonía es la lucha interna que sufre la persona cuando se entrega a estos comportamientos y fantasías sexuales. Usualmente esta necesidad sexual incontrolable no encaja con la autoimagen o valores personales que tiene la persona. Como resultado, tiende a racionalizar y mentir tanto a sí mismo como a los demás para justificar su comportamiento. De igual forma, al igual que sucede en cualquier otra adicción la negación y falta de reconocimiento hasta que la situación se agrava, es la tónica general

Otro rasgo que caracteriza a las personas con esta adicción es su preocupación constante por el sexo. Las personas adictas al sexo suelen tener una creencia central de que el sexo es su necesidad más importante y se convierte en su máxima prioridad condicionando por completo sus conductas, pensamientos y emociones. Esta preocupación constante puede  manifestarse a través de conductas como hacer chistes sexuales con facilidad, hacer referencias sexuales en situaciones sociales inapropiadas y discutir en privado las características sexuales de otras personas de manera inusual.

Otra característica es que las personas adictas al sexo suelen no dar valor a las personas con las que mantienen sus relaciones y las utilizan meramente como un objeto para dar rienda a sus deseos. Las relaciones sexuales solo se producen para conseguir un desahogo a su necesidad imperiosa a nivel sexual y carecen de cariño y ternura y, en algunos casos, se acompañan de comportamientos como mirar fijamente a su objeto de atracción e incluso coquetear de una manera predatoria -aunque  la persona con este problema considera que este coqueteo no causa ninguna molestia a la otra parte -.

Las personas adictas al sexo, suelen presentar atención dispersa, fantasía descontrolada, tendencia a la distracción y pueden coexistir además del consumo de sustancias u otras conductas adictivas otro tipo de trastornos como depresión, ansiedad. Algunos estudios, indican que aquellas personas que han sufrido abusos emocionales, físicos o sexuales en la infancia tienen mayor riesgo de desarrollar esta adicción. Por otra parte, también se  han de considerar los factores socio-ambientales como la publicidad y fácil accesibilidad a contenido sexual en nuestras calles como en Internet y determinados estereotipos sociales en el caso de los hombres como ser “machote” sin ser consciente ni el propio afectado ni la sociedad de que puede darse como resultado de una adicción. Evidentemente todos estos factores mencionados no tienen que darse en todas las personas con adicción al sexo ni su impacto es el mismo.

Por último, cabe señalar que, como sucede en otras adicciones, la sociedad es más dura y existe mayor censura social con las mujeres que con los hombres, siendo el apoyo y comprensión menor hacia la mujer.

¿Qué es la infidelidad?

Puede parecer innecesario definir la infidelidad, pues en nuestra cultura se suele pensar en algo específico: cuando una persona en una relación de pareja tiene una relación con otra persona. Sin embargo, puede haber infidelidad sin que haya sexo.

La infidelidad implica la ruptura de la confianza en una relación cuando alguien mantiene secretos íntimos, sexuales o románticos con otra persona fuera de la relación de pareja. La infidelidad no se limita a aventuras amorosas con terceros, ya que lo que constituye un engaño para una persona puede no serlo para otra.

Las parejas suelen definir sus propios límites y establecer reglas en las etapas iniciales de su relación. Entonces, hay infidelidad cuando hay una pérdida de confianza porque uno de los miembros no respeta los límites acordados.

Por ejemplo, algunas personas pueden sentirse profundamente incómodas si su pareja visita un club de striptease, mientras que para otras esto podría no representar un problema en la relación. Sin embargo, para otras personas el que su pareja experimente sentimientos por alguien más no implica infidelidad si esta no ha tenido sexo fuera de la relación.

Para quienes han sido engañados, los secretos y las mentiras son tan o más difíciles de afrontar que el propio acto de infidelidad, sea este de naturaleza sexual o no. Precisamente porque algo fue ocultado de forma deliberada, la persona engañada siente que el acto cometido es una traición.

¿Por qué hay personas que son infieles en su relación de pareja?

La infidelidad en una relación de pareja es un tema complicado que puede explicarse por diversas razones.

Según algunos psicólogos, la infidelidad suele ser el síntoma de problemas profundos dentro de una relación. Algunas de las razones más comunes de infidelidad incluyen la falta de comunicación, la dedicación excesiva al trabajo o las responsabilidades familiares, la sensación de no ser amado, valorado, rechazado o abandonado, y el miedo al compromiso o el aburrimiento o monotonía en la relación de pareja y, en algunas circunstancias más excepcionales, para vengarse de la pareja.  Además, problemas de autoestima pueden llevar a una persona a buscar atención y validación fuera de la relación o la necesidad de gustar y sentir que se atrae a otras personas

No obstante, incluso en las parejas felices puede haber infidelidad. Algunas personas infieles cometen estos actos como una forma de autoexploración, es decir, estas personas sienten que su relación actual no les permite ser quienes son o desean ser, y por ello buscan experiencias que les ayuden a sentirse jóvenes, liberados y explorar aspectos de sí mismos que han estado reprimidos.

Rasgos de una persona infiel

Tal como se puede ver, la opinión profesional sobre los rasgos y conductas de la persona infiel no es unánime. Para algunos especialistas, la conducta de los infieles puede ser parte de un patrón de comportamiento mayor y, por lo tanto, no se presentaría en un vacío. De acuerdo con esta visión, a menudo los infieles son personas irresponsables, impulsivas y autoindulgentes.

De esta forma, para las personas infieles, la falta de compromiso y sinceridad acordada por ambas partes de la pareja, no sería un comportamiento fuera de control –es decir, no sería una manera de satisfacer una adicción–, sino una de las tantas formas posibles de obtener una gratificación. Entonces, no serían necesariamente personas con adicción al sexo porque no estarían obsesionados con el sexo ni experimentarían la lucha interna con sus propios valores que sí padecen los adictos al sexo.

La sexualidad fuera de la pareja puede plantear desafíos significativos tanto en términos de infidelidad como de adicción al sexo. La infidelidad no siempre está relacionada con una adicción al sexo, ya que las motivaciones detrás de estos comportamientos pueden variar ampliamente. En última instancia, no hay una respuesta definitiva sobre si la sexualidad fuera de la pareja se clasifica como infidelidad o adicción al sexo y es preciso entender que la adicción al sexo es un trastorno adictivo y que la infidelidad no siempre se da en este problema ni las personas infieles necesariamente tienen porque padecer una adicción al sexo. Por ello, hay que contar con la valoración de profesionales para abordar dicha cuestión y analizar tanto la perspectiva individual de la persona afectada como y las circunstancias específicas de cada caso.

¿Y tú qué opinas? ¿Para ti la sexualidad fuera de la pareja es una manifestación de infidelidad o de adicción al sexo?

Si todavía no lo tienes muy claro, no te preocupes, te volvemos a dar algunas pistas o puedes consultarnos:

Las conductas sexuales de las personas con adicción al sexo suelen ser breves, anónimas, repetitivas, adolecen del afecto y ternura presentes en otras relaciones y se utiliza más para aliviar los estados de tensión, y no por la satisfacción y bienestar que acompaña a otras relaciones sexuales más gratificantes. Por otra parte, esta conducta descontrolada puede conllevar prácticas que conllevan la infidelidad en la pareja.

La infidelidad no siempre se relaciona con la adicción al sexo porque ser infiel no implica que ese comportamiento esté fuera de control y normalmente es más satisfactorio y gratificante que si se tuviera una adicción sexual. Por otra parte, las causas que subyacen un uno y otro caso, son diferentes y la repercusión en la relación de pareja también puede diferir.

La infidelidad representa una ruptura del compromiso pactado en la relación de pareja y no es lo mismo ser infiel en un contexto que nada tiene que ver con un comportamiento adictivo que padecer una adicción al sexo. En ambos casos, la infidelidad daña la relación de pareja. Sin embargo, la adicción al sexo es un trastorno psicológico y aunque es difícil entenderlo la persona con este problema es infiel porque quiera, sino porque ha desarrollado una dependencia al igual que sucede en el alcoholismo, compras compulsivas etc. Es imprescindible buscar ayuda profesional para poder controlar el impulso sexual y poder llevar una vida sexual satisfactoria que no genere problemas ni a la persona afectada ni a su pareja u otras áreas de vida.

Es importante reconocer el problema de la adicción al sexo precozmente y buscar ayuda profesional especializada. En el Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones no Tóxicas somos expertos en el tratamiento de este tipo de adicciones y el tratamiento siempre se adapta a las necesidades de cada persona en particular dentro de un clima de confianza y confidencialidad en el que la pareja o familia, si están al tanto de la situación,  también reciben apoyo y asesoramiento.