La adicción a la comida hace que las personas que la padecen, coman cantidades grandes de alimentos tanto en las comidas principales, como en los «picoteos» que realizan a lo largo del día. En general, los alimentos que consumen son hipercalóricos -contienen muchos azúcares, grasas polisaturadas…-. Bollería industrial, snaks, fritos…son alimentos que consumen habitualmente. Ello influye negativamente tanto en la salud física, como emocional de estas personas.
Una de las consecuencias más comunes es la obesidad de estas personas, que hace que se sientan inseguras en las relaciones sexuales, sobre todo, si no tienen pareja estable. Se sienten mal con su cuerpo y no se sienten cómodas y relajadas si están desnudas – incluso, vestidas- delante de otras personas. Ello les impide deshibirse y disfrutar en el sexo. En ocasiones, debido a los problemas derivados del sobrepeso, tienen niveles de líbido muy bajos, y se muestran perezosos por las dificultades de movibilidad tanto en su vida cotidiana como a la hora de mantener relaciones sexuales. Otras veces, debido al sobrepeso, no pueden realizar determinadas prácticas sexuales, convirtiéndose el sexo en monótono y predecible, lo que no estimula la relación y disfrute con la pareja.
Las consecuencias de la adicción a la comida son muy variadas y alteran y dificultan diferentes facetas de la vida de estas personas. Es importante que para la solución de este problemas, se cuente con la ayuda de profesionales especializados en la materia y se aporte un tratamiento psicológico adecuado, acorde con las necesidades personales.
Consuelo Tomás Benlloch. Psicóloga y Responsable del Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones no Tóxicas.
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