Qué significa tener una adicción es una pregunta que muchas personas se hacen habitualmente. Se habla de drogodependencias, adicciones químicas, adicciones sin droga o no tóxicas…pero no siempre, aunque las consecuencias son devastadoras, sabemos definir correctamente que es tener una adicción.
En primer lugar es importante señalar que una persona tiene una adicción y no es un adict@. Estigmatizar a una persona poniéndole una etiqueta diciéndole que es un@ un adict@, implica que esa persona solo se caracteriza por ser adicto y es, poco menos, que una cualidad inherente y estable a lo largo del tiempo. Si este fuera el caso, decirle a una persona que es una adicta implica de forma implícita que toda su vida lo va a ser y, difícilmente, podrá superar su problema adictivo. Una persona puede tener un problema adictivo, pero afortunadamente es una persona que reúne otras cualidades, aptitudes…que le ayudan a superar el problema y generar la confianza y autoestima necesarias para iniciar una nueva etapa de su vida libre de cualquier adicción.
Otro aspecto a tener en cuenta es el hecho de que tener una adicción no significa ser una persona viciosa. Pensemos la diferencia que hay, por ejemplo, si a una persona le decimos que es un@ borrach@ o que tiene un problema de alcoholismo. Decir que una persona es un@ borrach@ significa que es una persona viciosa: que hace las cosas porque quiere y si quisiera podría dejar de ser un@ borrach@ pero no le interesa dejar el alcohol porque prefiere beber que trabajar, prefiere emborracharse a responsabilizarse de la familia… e incluso, se le puede llegar a insultar diciendo que es un@ sinvergüenz@, un vag@ etc. Sin embargo, cuando a una persona, en lugar de verla como una persona viciosa, la consideramos como una persona enferma, nuestro concepto cambia radicalmente. Es cierto que, inicialmente, nadie le obligo a tomar la primera copa o cerveza, pero desgraciadamente, ha traspasado una línea que le ha llevado a desarrollar una enfermedad: una adicción. Por tanto, necesita ayuda sin sentirse avergonzado o culpable por haber llegado a esa situación.
Cuando un persona tiene un problema adictivo ya sea una adicción tóxica o con sustancia (alcohol, tabaco, porros, cocaína, ansiolíticos…) o una adicción no tóxica o sin sustancia (adicción al juego – ludopatía -, adicción a las redes sociales, adicción a los videojuegos, adicción a la comida, adicción al sexo…) es fundamental que reconozca el problema lo antes posible y busque ayuda profesional. Por otra parte, es más fácil entender las adicciones tóxicas porque se asume que el hecho de introducir una sustancia química en nuestro organismo (alcohol, tabaco, psicofármacos…) puede generar una dependencia. Sin embargo, cuando hablamos de adicciones no tóxicas o sin sustancia, también llamadas conductuales o comportamentales, la situación cambia porque no se comprende cómo se puede llegar a generar una adicción si no estamos consumiendo ningún tóxico. No vamos a entrar en esta breve publicación en los datos que avalan que, aunque no consumamos un tóxico, también se producen cambios fisiológicos (activación de las vías del refuerzo en el cerebro, neurotransmisores, etc.) igual que en las adicciones con sustancias pero es de interés mencionar tal aspecto. No obstante, además de la dependencia física, la dependencia psicológica presente cuando tratamos la temática de las adicciones nos ayuda a entender qué pasa cuando una persona tiene una adicción.
Cuando una persona tiene una adicción, se dan entre otros dos fenómenos relevantes:
- Fenómeno de tolerancia: la tolerancia consiste en que la persona con el problema adictivo, cada vez necesita invertir más tiempo y/o dinero. Por ejemplo, cada vez bebe más alcohol o lo hace con mayor frecuencia, igual que sucede con las adicciones no tóxicas como puede ser la ludopatía en la que las personas cada vez invierten cantidades más grandes de dinero y, si jugaban de forma ocasional acaba convirtiéndose en habitual-
- Síndrome de abstinencia: se refiere a estados físicos y emocionales negativos (tensión, ansiedad, irritabilidad, malestar…) qu aparecen cuando la persona no puede consumir una sustancia o no puede llevar a cabo una actividad o se le interrumpe (por ejemplo, apostar, conectarse a Internet, comprar, hacer deporte, etc.
Cuando una persona tiene una adicción tóxica o no tóxica, además de incrementar las cantidad de tiempo y dinero y sentirse desasosegado y nerviosa si no puede consumir o llevar a cabo la conducta que se ha convertido en adictiva, son múltiples los problemas que surgen en cualquier aspecto de su vida. Las consecuencias negativas derivadas de tener una adicción, son devastadoras y, si no se pone solución, arrasan con la esfera personal, de pareja, familiar, social, laboral o académica, económica o de ocio y tiempo libre. Tener un adicción es un cáncer que si no extirpamos hace metástasis y destruye a la persona y todo cuanto le rodea.
Tener una adicción es un problema que nos puede pasar a todos, a cualquier edad, sexo o condición social. Parece que tener una adicción es algo que no nos va a pasar a nosotros o a nuestras familias, pero lo cierto es que todos estamos expuestos al mundo de las drogas y de conductas con un potencial adictivo muy elevado. Drogas y conductas normalizadas en nuestra sociedad sin querer ser conscientes del peligro que entrañas. Beber, consumir porros, jugar apostando, conectarse a Internet… son conductas con gran aceptación social. Todo ello, por no hablar de la publicidad del juego y casas de apuestas que proliferan sin ningún tipo de regulación.
Esperamos que estas líneas sean de utilidad para que entendamos que tener una adicción es un problema muy serio pero, en ningún caso, un vicio. Las adicciones son una enfermedad o problema psicológico. Reconocer precozmente el problema y saber que, aunque la persona crea que lo puede dejar solo, es muy difícil y lo recomendable es buscar ayuda profesional. Tratamiento terapéutico que incluye a la familia porque familiares y allegados también precisan de apoyo y asesoramiento. Asimismo, el tratamiento no se centra únicamente en la persona sea capaz de controlar el impulso a consumir o llevar a cabo determinadas conductas, sino en abordar todos aquellos aspectos que, directa o indirectamente, le está afectando.
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